Cómo diseñar experiencias digitales para personas mayores

Las personas de más de 65 años representan en España el 20% de la población en 2020 (INE). Es, además, un colectivo creciente y con poder adquisitivo, que cuenta cada vez más con conexión a internet y habilidades en el uso de ordenadores y dispositivos móviles. Pero el diseño de experiencias digitales para este colectivo implica tener en cuenta ciertas características, tanto físicas como cognitivas, que nos ayudarán a construir productos accesibles y adaptados a sus necesidades.

Sin embargo, la realidad es que nuestra visión, nuestra destreza manual o nuestra capacidad de procesar información compleja no se reduce de repente cuando cumplimos 65 años. Ya a partir de los 40-50 años las personas comienzan a perder visión, por lo que tenemos que tener en cuenta estos detalles en general en otros colectivos demográficos. Pero sí que es cierto que a partir de cierta edad el declive se acentúa y se acelera.

Principales obstáculos con los que se encuentran las personas mayores en productos digitales

Conocer las dificultades de accesibilidad de las personas mayores a la hora de usar productos digitales nos permitirá eliminar barreras de acceso para este colectivo.

Tamaño de texto y tipografía

Una parte normal del proceso de envejecimiento en las personas es que el cristalino del ojo, la parte del ojo que funciona como lente y permite enfocar, se va endureciendo. Esto se conoce como presbicia, o vista cansada. Afecta a la totalidad de la población a partir de, aproximadamente, los 50 años.

En diseño de productos digitales, esto implica que tenemos que evitar usar tamaños de letra demasiado pequeños, que puedan resultar molestos o incluso impedir la lectura. Es cierto que en muchas ocasiones, sobre todo en navegadores, el usuario podría aumentar el tamaño del texto, pero en ese caso es muy posible que nuestro diseño se resienta, o incluso que pueda romperse o afectar a la usabilidad de otros elementos. Por eso, es mejor tener en cuenta este aspecto desde el principio: diseñar con tamaños de letra apropiados y comprobar cómo resiste nuestro diseño cuando se aumenta el tamaño del texto.

A la hora de presentar visualmente el texto, conviene vigilar el tamaño de las columnas, que no sean demasiado anchas, ni demasiado estrechas. También es recomendable evitar el justificado de texto y mantener un espaciado de línea apropiado para facilitar la lectura.

También conviene tener en cuenta la legibilidad de la tipografía, que los caracteres sean fácilmente identificables y que tenga suficiente contraste con el fondo.

Color y contraste

La percepción del color en personas mayores puede variar ligeramente. Por eso es importante mantener un alto nivel de contraste entre el texto y el color de fondo del elemento. Las Web Content Accessibility Guidelines disponen de dos estándares, AA y AAA, con distintos niveles de exigencia, que nos ayudarán a mantener un correcto nivel de contraste. Hay muchas herramientas online en las que puedes comprobar el contraste de colores y saber si pasarían los estándares de las WCAG.

No solo hay que tener en cuenta el contraste del texto y el fondo. También los colores de los diferentes elementos de interacción, como botones, enlaces o llamadas a la acción.

También conviene no fiarnos solo de los colores para transmitir información importante. Por ejemplo, si hay errores en un formulario, no basta con añadir un borde rojo a los campos con error o vacíos. Es necesario transmitir esa información con elementos adicionales, como mensajes que expliquen que ha habido un error y cómo solucionarlo.

Áreas de interacción

A la hora de señalar y destacar elementos de interacción, como enlaces o botones, es recomendable seguir patrones estándar, para ayudar al usuario a identificar esos elementos. Usar pistas visuales, como colores y bordes, también es recomendable, así como distinguir entre los diferentes estados del elemento de interacción: por defecto, pulsado, visitado, etc. Esto es una buena práctica recomendable en cualquier caso, pero más aún cuando diseñamos pensando en personas mayores.

Del mismo modo, también es importante señalar claramente cuándo un enlace nos va a llevar a un recurso externo, para no desorientar al usuario, así como distinguir entre enlaces sin visitar y ya visitados, para ayudar al usuario a orientarse mejor. 

A la hora de diseñar elementos de interacción hay que tener en cuenta que las habilidades motrices se van perdiendo a lo largo del tiempo. Las personas mayores tienen más dificultades y son menos propensas a usar gestos con varios dedos en pantallas táctiles, como cuando hacemos zoom. También puede ser difícil para ellos usar interfaces de arrastrar y soltar (drag and drop), o usar la barra de scroll del navegador.

Por eso es importante dejar suficiente espacio entre elementos de interacción, como botones, para minimizar la posibilidad de error al pulsar, así como diseñarlos con un tamaño adecuado.

Tolerancia al error

Muchas veces diseñamos interfaces inflexibles, con muy poca tolerancia al error. Esto supone un obstáculo para personas mayores que tienden a cometer más errores, como pulsar botones o enlaces equivocados, o faltas de ortografía. Muchas veces no se trata de errores en absoluto, sino de otras formas de interactuar. Por ejemplo, a la hora de pedir una tarjeta de crédito o un teléfono en un formulario, una persona mayor (o quizá no tan mayor) se sorprenda cuando la interfaz devuelve un error por haber usado espacios o guiones entre dígitos.

Diseñar interfaces con una mayor flexibilidad a la hora de interactuar, de forma que pueda capturar de forma correcta interacciones válidas, como el ejemplo del teléfono, ayudará a las personas mayores a usar con más comodidad un producto digital. En ese ejemplo, sería fácil programar una validación del formulario que detecte espacios o guiones innecesarios y los depure, para estandarizar el input antes de registrarlo. Otro ejemplo podría ser permitir diferentes tipos de interacción. Por ejemplo, a la hora de introducir una fecha podemos dejar que el usuario la introduzca como texto, seleccione día, mes y año de un dropdown, o bien ofrecer un selector de fecha en un calendario.

Aunque esta recomendación es válida para cualquier interfaz de usuario, sin importar a qué grupo demográfico se dirija, cuando nuestro target son personas mayores es importante tenerlo aún más presente.

Comunicación y contenido claro

A la hora de generar contenido, de la misma manera que intentamos evitar usar jerga o lenguaje complejo, si nuestro producto va a ser usado también por personas mayores debemos ser inclusivos en nuestro lenguaje y evitar términos o expresiones conocidas por gente joven, por ejemplo referencias a memes. 

Además, conviene utilizar un lenguaje claro y sencillo. Este tipo de usuarios dispone de un mayor nivel de atención y seguramente pasarán más tiempo leyendo los textos de tu producto que otros segmentos demográficos, pero eso no significa que no debamos hacerlos lo más fácilmente comprensibles que podamos. Para empezar, podemos seguir estos consejos de Mario Tascón, miembro del consejo asesor de la Fundéu.

Animaciones

El uso excesivo de animaciones en la interfaz puede resultar confuso y agresivo para usuarios de edad avanzada. Es recomendable mantener este tipo de recursos al mínimo, y usarlos solo cuando aportan algo a la funcionalidad del producto.

Orientación

Navegar un producto digital puede ser una tarea larga y, para ciertos usuarios, confusa. Lo esencial es asentar las bases con una buena arquitectura de información que agrupe, organice y dé sentido a todo el caudal de información al que van a acceder nuestros usuarios. Incluyendo a personas mayores en nuestros tests de usuario podremos verificar que la arquitectura de información responde a la percepción de este segmento de usuarios.

También es necesario usar elementos en el diseño, como migas de pan (breadcrumbs), títulos y otros indicadores de navegación, para que el usuario pueda orientarse fácilmente.

Incluye a las personas mayores en tus tests de usuario

Si el segmento de mayores de 65 años es importante para tu producto digital, es importante incluirlos en tus tests de usuario desde el primer momento. La diversidad de los participantes en tests es fundamental para poder capturar todas las posibles formas de usar nuestro producto y detectar problemas.

Si tenemos en cuenta estos aspectos, podremos diseñar un producto que sea inclusivo y fácil de utilizar por personas de todas las edades.