En la pasada cena de verano del equipo de GammaUX tuvimos la suerte de contar con la visita de Fran Aréchaga, amigo y experto en blockchain que compartió parte de su experiencia con nosotros. Tras su visita, hemos seguido profundizando en esta tecnología -tan difícil de explicar como de entender- y hemos escrito este artículo donde recogemos algunas de las ideas principales que envuelven el término blockchain y que te ayudarán a comprenderlo mejor:
Información compartida y universal
Imagina blockchain como un gran libro. Una enorme base de datos donde registramos todas las transacciones que se dan en la red.
El gran qué de esta tecnología es que, gracias a la aplicación tecnológica, toda esa información está compartida. Los datos sobre un contrato, una operación o una transacción están en la nube y, aunque protegidos para que no puedan ser modificados por cualquiera, la información está compartida por todos los usuarios de la red. El concepto de información centralizada y almacenada en un único servidor desaparecería con esta tecnología.
La manera de almacenar la información consiste en dividirla en bloques de datos que forman una cadena. De ahí su nombre. Cada bloque cumple ciertas características y posee una firma que lo identifica e indica que es válido. Además, está relacionado con otros bloques a través de la cadena. Destruir o alterar un bloque de datos sin afectar al resto de la cadena es imposible. Así que no se puede borrar ni modificar el pasado, ni tampoco operar fuera de las normas que se han establecido para el buen funcionamiento de la propia red.
Los mineros del blockchain
La descentralización de la información supone que cualquier servidor puede verificar y procesar la información de las cadenas de bloques. Para crear una red universal de servidores que verifiquen y procesen toda la información necesitamos la colaboración de millones de usuarios, los conocidos mineros.
La minería es el centro del sistema de blockchain. Un minero es un servidor de gran capacidad que se dedica a resolver puzles criptográficos para así validar las operaciones garantizando la seguridad de la red. Sin embargo, no tiene acceso a los datos, solo trabaja con códigos cifrados desde su base creando un punto más en una red inmensa de servidores.
Adiós a los intermediarios.
Blockchain permite, a través del trabajo de los mineros, realizar acuerdos comerciales sin intermediarios a través de lo que llaman smart contracts.
Contratos que se llevan a cabo a través de ciertas condiciones programadas que no pueden modificarse. Por ejemplo, podemos establecer un contrato entre un cliente y un proveedor definiendo las condiciones de toda la relación, desde la compra de cierto producto hasta el pago final. Estas condiciones, recogidas de manera codificada en el smart contract, estarán alojadas en la red. Ni cliente, ni proveedor puede modificarlas.
“El blockchain no le pertenece a nadie, se gestiona automáticamente a través del smartcontract«.
Francisco Aréchaga hablándonos de blockchain en el #eventogammaux del verano.
Algunas de las ventajas de prescindir de intermediarios es que se produce un ahorro de costes y el intercambio es más seguro y fiable, porque los registros nunca se borran. Se añaden, se modifican, pero toda la historia y evolución de las transacciones se puede consultar.
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