Las default options se basan en ofrecer opciones preestablecidas durante el primer contacto con un producto o servicio, generando una configuración inicial sencilla y que facilita las elecciones del usuario. Se trata de un recurso muy utilizado en los formularios, pero que también mejora la usabilidad ante interfaces y procesos complejos. Esto incluye desde facilitar la selección del idioma y la zona horaria en un nuevo smartphone, hasta ofrecer una barra de herramientas por defecto al abrir un software, así como la posibilidad de seleccionar las configuraciones automáticas del microondas, la radio del coche o la lavadora, por ejemplo.
Las opciones por defecto tienen varios propósitos. Por una parte, muestran un ejemplo representativo de la información que debe incluir un determinado campo o cómo se utiliza una funcionalidad, por lo que ofrecen instrucciones acerca de cómo completar esa tarea. Por la otra, permiten fijar la opción más frecuente o utilizada, lo que reduce el esfuerzo cognitivo del usuario y el tiempo que invierte en navegar y decidir entre las diferentes alternativas.
Paralelamente, las default options también pueden orientar al usuario en una determinada dirección, logrando que perciba la opción inicial como la más recomendada o favorable, especialmente cuando interactúa con marcas y productos en los que confía. Todo ello las convierte en una herramienta poderosa, pero que debe utilizarse en base a algunas consideraciones y buenas prácticas.
1. Investiga a los usuarios y personaliza
Las opciones de mayor utilidad para un usuario pueden ser irrelevantes para otro individuo. Conocer las necesidades generales de tu audiencia, así como las diferencias que existen dentro de ella, permite personalizar las default options a las distintas circunstancias.
En el caso de un seguro médico, por ejemplo, las personas con hijos pueden preferir aquellas coberturas que incluyen a otros miembros de su familia. De la misma forma, una app de deporte puede sugerir una rutina de ejercicio intensa a los usuarios jóvenes y otra más ligera a las personas mayores. O una plataforma de reserva de viajes puede recomendar un asiento en clase ejecutiva a quienes viajan por trabajo, mientras que preselecciona la opción de alquilar un coche a quienes viajan por motivos de ocio.
2. Permite cambiar las default options
Los valores que han sido preestablecidos en la interfaz pueden actuar como una ayuda al usuario, pero no han de utilizarse como una posibilidad única u obligación. Los individuos deben mantener la libertad de decisión y el control sobre el producto o servicio, por lo que es importante fomentar la exploración de las distintas opciones y que estas sean fácilmente accesibles.
Al cambiar las default options, además, es posible descubrir otras funcionalidades y acceder a todo el potencial del sistema. Se propone el uso de herramientas avanzadas y que de otra forma habrían pasado desapercibidas, añadiendo valor al producto y fomentando un mayor aprovechamiento del mismo. Sería el caso de un usuario que descubre la vista de diagrama de Gantt en Asana o la función de variantes en Figma, por ejemplo.
3. Facilita volver a la configuración inicial
El miedo a perder las opciones predeterminadas o los ajustes favoritos del usuario puede suponer un freno en su exploración de las distintas opciones. Incluir la posibilidad de recuperar fácilmente las default options, por lo tanto, proporciona seguridad y le invita a experimentar con la interfaz.
Es importante que la opción de restaurar la configuración inicial vaya acompañada de un aviso o mensaje de doble confirmación, ya que dicha acción eliminará todas las modificaciones que hayan sido aplicadas por el individuo. Estas pueden consistir en pequeños cambios en el aspecto de una barra de herramientas, pero también pueden suponer varias horas de trabajo en la edición de una imagen o vídeo, por ejemplo.
4. Evita las acciones destructivas o peligrosas
De la misma forma que recuperar la configuración predeterminada puede destruir el trabajo del usuario, existen otras acciones que puedan afectar negativamente a su experiencia con el producto o servicio. Estas incluyen los procesos que implican la pérdida de datos o problemas de seguridad, que producen cambios irreversibles o que aumentan la probabilidad de errores accidentales por parte del individuo, y deben excluirse de las opciones establecidas por defecto.
Algunos ejemplos son la opción de no solicitar una contraseña para acceder a la red Wi-Fi doméstica, el checkbox para eliminar archivos de forma permanente, la opción de activar todas las notificaciones de una app o la posibilidad de habilitar la edición de un documento compartido para todos los usuarios que accedan a él, por ejemplo.
5. Rechaza los dark patterns
Los dark patterns son malas prácticas que fuerzan un determinado comportamiento en el usuario, haciendo uso de trucos o engaños para conducirle hacia decisiones que no quería tomar o que le perjudican. Estas estrategias pueden generar beneficios a corto plazo para el negocio, pero sus efectos a largo plazo incluyen la pérdida de confianza en la marca, daños importantes en su reputación y el abandono progresivo de sus consumidores.
Una interfaz que seleccione por defecto la suscripción a un servicio de pago, la compra de un producto no solicitado o el consentimiento a la utilización comercial de los datos personales son algunos ejemplos de dark patterns que sacan provecho de las opciones establecidas por defecto, por lo que deben evitarse.
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